lunes, 5 de febrero de 2007

EL MAL USO DE LA AMAZONIA

Lugar Turístico de Tingo María, Perú

Ingº. Fernando S. Gonzales Huiman
Docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional Agraria de la Selva, Tingo María-Perú.
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El peor peligro para la Amazonia es la deforestación masiva. Hasta el momento la deforestación llega escasamente al 12% del área total y dentro de las áreas deforestadas existe un porcentaje que se encuentra nuevamente en regeneración.

Los efectos de esta deforestación son a nivel de toda la cuenca, aún poco visibles, por tratarse de un sistema de bosque tropical húmedo, que no es como los bosques secos. Sin embargo en determinadas áreas, como en Aucayacu (Perú) por ejemplo, se ve la irreversibilidad del proceso de deforestación en áreas de desbosque masivo. La "ubérrima selva" o la "despensa nacional", como se denominaba en la prensa de algunos países a la selva amazónica, no es tal una vez deforestada. La selva está ubicada sobre suelos frágiles, pobres, de escasa retención de nutrientes y agua. Gran parte de los nutrientes están en la biomasa aérea, que se moviliza al suelo por la descomposición de la hojarasca. Si se interrumpe el reciclaje, como sucede en los rozados, la fertilidad decae abismalmente en pocos años.

Las consecuencias son la erosión hídrica (las precipitaciones son altas), la lixiviación de nutrientes, la compactación de los suelos y la alarmante invasión de los terrenos con malezas agresivas y heliófitas. En estas condiciones, los suelos son usables sólo durante períodos cortos de 5-10 años. La deforestación masiva tendría consecuencias funestas sobre el régimen hídrico de la cuenca, ya que la mitad del agua que se precipita sobre la misma es producto de la humedad evapotranspirada por la vegetación misma. (Anderson, 1990).

El uso inapropiado de los recursos naturales renovables, que se manifiesta en el empobrecimiento del suelo, produce el "círculo vicioso de la agricultura migratoria constante y agresiva". El incremento poblacional en el área incrementará aún más este círculo en el futuro. Los cultivos traídos de otras latitudes se cultivan en las áreas deforestadas. Pero no se ha dado hasta el momento el verdadero valor a la gran gama de productos nativos de economía promisoria, como son los de la biodiversidad que la cuenca ofrece.

La pérdida de la biodiversidad, a consecuencia del avance de la deforestación en grandes áreas, pone en peligro el potencial justamente de esta riqueza. Hemos vendido algunos productos saqueados de la biodiversidad, pero no hemos hasta ahora aprendido a vender la biodiversidad de la cuenca. Existen muchos ejemplos de la comercialización rentable de productos de la selva y producidos en áreas sostenibles, pero no hemos salido fuera de nuestras fronteras. Pero vale aclarar que países como Brasil, Colombia y Perú hacen esfuerzos para lograr popularizar los productos de la biodiversidad amazónica.
Conservar la Amazonia como área vedada al hombre es imposible. La cuenca está inmersa en las actividades humanas y comerciales. Vedar el mercado de las maderas tropicales, como se pensó en una época, para impedir la deforestación, sólo sería anular el valor de los árboles y la tala sería menos dolorosa para el colono, ya que carece de valor.

Los suelos de la selva mantienen su fertilidad, mientras exista un vuelo vegetal que los alimente con materia orgánica. Los microorganismos y la microfauna del suelo descomponen esta materia orgánica hacia sustancias asimilables por las plantas. Dentro del bosque se mantiene una humedad y temperatura constantes, que permiten la vida y acción de estos microorganismos.
La capa de hojarasca o mantillo, depositada sobre el suelo, actúa como conservador de humedad y como protector del suelo contra la erosión. La infiltración de agua al suelo es más fácil debido a la textura del mismo que produce la materia orgánica. La capa de mantillo actúa como una esponja almacenadora de humedad. Los microelementos son extraídos de la profundidad por las raíces de los árboles y trasladados a la superficie a través de la caída de las hojas. Este ciclo se repite eternamente, mientras el ecosistema bosque se mantenga intacto o levemente perturbado.

La deforestación (rozado y quema) produce una interrupción de este ciclo y las consecuencias son visibles en corto tiempo:
• La desaparición del bosque interrumpe el reciclaje de nutrientes sobre el suelo. El suelo pierde su capacidad de autoalimentarse.
• La quema del rozado destruye el almacén de nutrientes depositado sobre el suelo. La microfauna ya no tiene posibilidades de sobrevivir.
• Los rayos del sol llegan directamente hasta la superficie del suelo, produciendo un recalentamiento del mismo y por lo tanto la muerte de la microfauna, que tiene su rango ideal de temperatura. Al no haber microfauna se interrumpe la descomposición de la materia orgánica producida posteriormente.
• El suelo pierde su textura suelta, por la falta de materia orgánica y de la microfauna. Los suelos se compactan rápidamente.
• El suelo compactado no puede absorber el agua de la lluvia y la mayor parte de ella escurre sobre la superficie, produciendo el arrastre de las partículas de suelo, proceso llamado erosión. El suelo compactado pierde gran parte de su capacidad de acumular agua. La evaporación de la humedad del suelo será mayor.
• Las gotas de la lluvia llegan directamente al suelo y liberan por el impacto partículas que luego son arrastradas.
• La fertilidad del suelo decae abruptamente y en pocos años la producción rentable de plantas sobre él no será posible.
• Los suelos degradados son invadidos por malezas heliófitas, que se caracterizan por crecer en suelos empobrecidos.
Esta situación es común en la agricultura migratoria de los colonos y se repite constantemente, ya que los colonos al ver que sus cosechas merman, buscan otro terreno cubierto con bosque, para iniciar de nuevo el ciclo.
El sistema adolece de dos errores que originan en sí el proceso deteriorador: la falta de cobertura del suelo y la falta de materia orgánica reciclable.


El colono de por sí es una persona de escasos recursos financieros. Realiza sus actividades con poco capital y el mínimo permisible de equipamiento. En el fondo no le queda otra alternativa que trabajar con el sistema más barato, que es el rozado con la quema. Los terrenos desboscados le brindan por unos años un sustento económico, que le permite vivir de parcela. Pero la baja de la productividad en pocos años, le obliga a iniciar el mismo proceso en una nueva parcela. Lo poco que tal vez pudo acumular lo debe invertir nuevamente en la habilitación de nuevas áreas, con lo que nunca sale del círculo vicioso de la tumba y quema.

La Amazonia económicamente es todavía una isla, hacia donde fluyen iniciativas de inversión, pero las ganancias que se obtienen, tanto de la madera, de la ganadería, de la fauna, fluyen hacia otras regiones de la cuenca. Es una isla también porque el potencial productivo de más de 500 plantas de frutales, fibras, oleaginosas, etc., no es usado, porque las otras regiones no tienen los hábitos de consumir lo que la selva produce. Ni mucho menos los industriales desean industrializar productos del bosque, producidos en uso sostenible.

Hasta el momento la Amazonia sigue siendo el "país del oportunista". La mayoría de la población vive en la actualidad de actividades de comercio y colección de minerales y otros productos. Se calcula que solamente el 10% de la población se dedica a las actividades de la agricultura y la ganadería.
En Perú, por ejemplo, se calcula que un 20% de la población de la selva está de alguna manera ligada al comercio y la productividad de la coca. La coca es justamente un producto de alta rentabilidad y los campesinos la cultivan porque les trae mejores ganancias en tierras degradadas, que el café o el cacao y además no está sujeta a cambios de precios, como los productos exportables legales.
Los pobladores de la Amazonia han desestimado, en su mayoría, los árboles y los otros productos del bosque, no por falta de interés o conocimientos, sino por la poca demanda en el mercado y la falta de infraestructura de canales del mercadeo. Ejemplos importantes de que el mercado es la base para desarrollar sostenidamente la selva lo tenemos en los ribereños del Tamshiyacu, los ribereños de Manaus y los japoneses de Tomé-Acu (vea capítulos específicos), que por cercanía al mercado han incursionado en la comercialización rentable de productos de la selva.
Muchos han investigado los valores productivos de los productos nativos de la selva, y hasta se ha demostrado que una hectárea de bosque manejado en várzeas es más productiva que una hectárea de pastos. El problema radica en que la carne tiene un mercado seguro, mientras los productos del bosque se consumen frescos y sin ningún canal de industrialización.
La economía de la región fue y es manejada desde afuera. Mientras el proceso económico no se concentre en la región misma, con la debida reinversión necesaria y se dé valor agregado al producto, la sostenibilidad será siempre una ilusión.

Sin duda el principal efecto negativo sobre el medio ambiente ha sido la deforestación masiva de casi 800,000 Km2 de selva amazónica y equivale al 12% del total del área. Si bien hasta el momento no se tienen datos precisos de los efectos de esta deforestación sobre el clima en general, se conocen efectos regionales, donde la deforestación fue mayor.
La deforestación avanza a un ritmo entre 20,000 y 50,000 Km2 por año. Esta cifra indica que en 20 años más se habrán talado 1 millón de Km2 adicionales, lo que aumentaría el porcentaje a casi 25% del área total. Si bien muchas de estas áreas se regenerarán nuevamente, las consecuencias no se pueden soslayar. Con el incremento de la deforestación, la capacidad de regeneración del área será cada vez más difícil. La deforestación con fines agropecuarios, bajo el sistema de rozado con la quema, ha destruido ya un volumen de madera, cuyo valor se puede comparar con la deuda externa de los países de la cuenca, además de haberse destruido los árboles en desarrollo, que debieran ser el potencial maderable del mañana.
La biodiversidad

La pérdida de la biodiversidad vegetal y animal de la cuenca es proporcional a la deforestación. La región alberga más de 3,000 plantas útiles, para diferentes usos. Este potencial está hasta cierto punto inexplotado y en peligro de una merma sustancial.

El clima

Los factores climáticos, que ya se alteran ahora en las zonas más deforestadas, seguirán alterándose. Así las lluvias en la selva alta producen ya una escorrentía superficial por falta de capacidad de retención de agua en los suelos deforestados. La colmatación de los ríos es una consecuencia. La disminución de la cobertura de bosques tendrá efectos sobre la cantidad de lluvias en la región, por la disminución general de la evaporación. Menores lluvias regionales o generales pondrán ciertas áreas en peligro de desertificación, como ya hay indicios en Brasil. La temperatura se incrementaría, lo cual va a tener efectos directos sobre los suelos, que se deteriorarán aún con más velocidad.

La agricultura

La agricultura migratoria, que se practica en pequeñas parcelas, es tal vez la que menos influencia ambiental ha tenido, ya que la capacidad de regeneración de bosque secundarios. Sin embargo la productividad de la mayoría de los productos no justifica la deforestación. El café tiene en la mayoría de los países una productividad de apenas 10 qq por hectárea y el cacao entre 500 y 700 Kg, cifras que han sido hasta cuadruplicadas con el uso de sistemas agroforestales y sistemas de manejo de suelos.

La ganadería

La deforestación con fines ganaderos, con el apoyo crediticio e incentivos estatales, ha sido el mayor causante de la deforestación. Todas las áreas extensas, que son las más difíciles de regenerar con bosque secundario, son áreas ganaderas. La productividad de los pastos, por falta de un manejo adecuado (p.ej. silvopastoril), decae en 5 años de 1.7 UA/Ha a 0.5 UA/Ha. Esta disminución se debe básicamente a la compactación y empobrecimiento de los suelos, por falta de un reciclaje de nutrientes y la mayor evaporación que se posibilita por las altas temperaturas.
La regeneración de bosques en estas áreas ganaderas, en parte ya abandonadas, es muy costoso y demora tiempo.

La industria forestal

La industria forestal, selectiva por motivos de mercado, ha extraído sólo una pequeña parte de la madera de las áreas ya deforestadas. Se calcula que del potencial total sólo se ha aprovechado un 20%, el resto fue convertido en cenizas. Sin embargo, hay que aclarar, que la actividad forestal en sí no es la depredadora. Los concesionarios forestales realizaron, en base a su ocupación territorial, un negociado con los terrenos adjudicados, que proporcionó la posterior deforestación.

La sustentabilidad de la extracción de madera no ha sido practicada por los madereros, excepto en áreas muy pequeñas como en Oxapampa, Perú y en Surinam.
A grandes rasgos, la colonización de la cuenca ha acarreado diversos efectos negativos sobre la ecología, el ambiente y el hombre mismo.
• La deforestación.
• La erosión de los suelos en uso actual; la contaminación de los cauces de los ríos; la pérdida de fertilidad de los suelos de millones de hectáreas.
• Los cambios climáticos ya visibles.
• La pérdida de parte de la biodiversidad.
• La pérdida de las experiencias indígenas.
• El empobrecimiento cultural, económico y social de la región.
Pero ha contribuido a conocer los efectos y a diseñar nuevas estrategias para un mejor uso de la selva amazónica, en armonía con los recursos y las experiencias que alberga la región. Ha servido de catalizador para que las fuerzas vivas coincidan en que la región debe ser manejada como un conjunto dinámico, que permita la sobrevivencia de los recursos biológicos.

4. ALGUNOS EJEMPLOS NEGATIVOS

Tornavista:
Cerca de Pucallpa (Perú) se desboscaron desde los años 50 más de 50,000 Has de bosque para convertirlos en pasturas. Se hicieron filmes "cómo el hombre dominaba a la naturaleza". Se derribaron todos los árboles del área, hasta de los suelos inaptos para los pastos. Se implantaron pastos de alto crecimiento, que son muy exigentes, como el castilla (Panicum maximun), que se sometía anualmente a la "quema de renovación". Los costos de habilitación de 1 hectárea de pasto, alcanzó la suma de 430 US$. La producción de carne por hectárea que se ha logrado fue de aprox. 500 US$ en 8 años. La comparación de los suelos y la merma de la producción de biomasa forrajera, llevó al sistema a la no rentabilidad. En los mismos años, en Izcozacín-Perú, un mediano ganadero con 400 Has, se inicia en la actividad ganadera. Hoy después de 30 años, posee los mismos pastos naturales de "torourco", asociado con árboles de sombra y pastoreo rotativo. Él sigue produciendo por año 100 Kg. de carne limpia por hectárea. Este ganadero está arraigado a su finca y está dispuesto a realizar inversiones de mejoramiento de su sistema.
Aucayacu

Otro ejemplo negativo mencionable es la zona de Aucayac, Provincia de Leoncio Prado en Perú, donde se deforestaron en la década del 60 miles de hectáreas contínuas de bosque, con fines de colonización agropecuaria. Hoy la zona muestra síntomas de desertificación, hondas cárcavas de erosión y una productividad mínima. La mayoría de las áreas se encuentran actualmente abandonadas y cubiertas por una vegetación secundaria muy pobre en especies maderables.

Ganadería extensiva en Brasil

Las grandes extensiones de pastos hechas en Pará, Mato Grosso y Amazonas, en Brasil, con inversiones de incentivos fiscales, no han dado la rentabilidad esperada. Los suelos en áreas tan extensas deforestadas han perdido en gran parte su fertilidad y la producción de carne limpia por hectárea ha bajado a niveles de menos de 60 Kg. La regeneración de estas áreas, en parte abandonadas, se ha tornado muy costosa y en algunos casos la vegetación original ya no es reproducible. Ahora, después de 20 años, se inicia la plantación de árboles entre los pastos, para contrarrestar los efectos del microclima alterado.

La coca

La falta de infraestructura de comercialización (caminos, distancias, etc.) y los precios fluctuantes de los productos tradicionales (cacao, café, maíz, etc.) en vastas zonas del Perú y Bolivia, ha traído como consecuencia el incremento de las áreas de coca. Los campesinos por necesidad han volcado sus esfuerzos hacia esta actividad ilícita, como única forma de obtener un ingreso seguro. Entre Perú y Bolivia se manejan cerca de 600,000 Has de coca.
PROXIMO TEMA:
POLITICAS Y ESTRATEGIAS DE LA AGROFORESTERIA AMAZONICA

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