domingo, 25 de febrero de 2007

LOS SISTEMAS AGROSILVOPASTORILES SE ASEMEJAN A LOS BOSQUES

INGº. FERNANDO S. GONZALES HUIMAN
DOCENTE DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA DE LA SELVA, TINGO MARIA-PERÚ.
http://fgonzaleshuiman.blogspot.com
http://fsghinvestigacion.blogspot.com
http://huiman.net.blogspot.com
fsgh_dito@yahoo.es fsghdito@gmail.com

Como ya hemos dicho que los sistemas agroforestales son como una serie de tecnologías del uso de la tierra, en las que se combinan árboles con cultivos y/o pastos, en función del tiempo y del espacio, para incrementar y optimizar la producción en forma sostenida.

Con la aplicación de los sistemas agroforestales se puede contribuir a resolver los diferentes problemas que se presentan durante el uso de la tierra en la Amazonía:

•Se mejora sustancialmente la conservación de la fertilidad de los suelos.
•Se mejora el medio ambiente general y el microclima local de la parcela agropecuaria.
•Se garantizan con mayor seguridad las reservas de alimentos para el poblador rural.
•Se garantiza el suministro de la energía necesaria para la familia.
•Se mejora la economía de la familia a través de una producción más diversificada.
•Se conserva la biodiversidad.

La extensa Amazonia, en la cual ya se ha talado cerca del 12% del área total, ha recibido muchos impactos negativos por el mal uso de la tierra, impactos que han permitido despertar el interés para conocer otras formas de uso, que sean menos perjudiciales a la región. En los últimos 20 años, se han constituido muchos institutos en la región que han estudiado, con mucho aporte de naciones externas, las consecuencias del mal uso de la tierra. Estos años han demostrado ser los del inicio del cambio de mentalidad sobre la Amazonia. Hoy muchos son los que ya hablan y planifican sobre bases concretas, tomando el uso sostenible como principal argumento de desarrollo.

Para una región como la Amazonia, donde la fertilidad y el ciclo del agua dependen estrictamente de la biomasa y del agua producida en la región, es lo más lógico pensar ahora que el desarrollo de la cuenca debe basarse en la conservación y restitución de la biomasa vegetal. Los sistemas agroforestales no son novedosos en la zona. Los indígenas, por autoexperiencia, han desarrollado sistemas de producción, que se basaban en la menor destrucción posible del bosque y en la más rápida restitución de la vegetación sobre las áreas usadas. Hoy sabemos que ellos, junto con otros pueblos nativos, en diferentes partes del mundo, son los verdaderos descubridores de los sistemas agroforestales. La ciencia moderna ha creado una disciplina de estas experiencias, que ahora es propagada justamente por su alto valor en el desarrollo sostenible.

A la Selva no se le debe tratar como un extenso campo de cultivo en limpio, sino en forma de chacras diversificadas y con cobertura suficiente, que permita la restitución al suelo de los nutrientes extraídos. La restitución sólo será posible si se conservan ciertos requisitos importantes del suelo, como la textura, la temperatura estable, una humedad compensada y se elimina la erosión. Los suelos desnudos no cumplen con estos requisitos, porque están expuestos al sol, a la lluvia y al viento, y por ello se compactan, perdiendo su textura suelta.

Según Ríos (1985), la eficiencia de los sistemas agroforestales para la Selva, se basa en 3 principios básicos: restitución de la fertilidad, protección permanente del suelo y la diversificación.

* La restitución permanente la podemos interpretar así:

El suelo del bosque es fértil por la gran cantidad de biomasa aportadora que existe en el suelo. Los millares de microorganismos transforman constantemente esta biomasa que cae en elementos asimilables. Ellos pueden vivir porque encuentran en el bosque una temperatura estable y una humedad apropiada. Los suelos no se compactan por el constante aporte de materia orgánica y la acción de la microfauna.

Cuando se tala el bosque, estos aportes terminan y los suelos van perdiendo por agotamiento lentamente su fertilidad. En los sistemas agroforestales, donde existen árboles que contribuyen a esta restitución, los suelos son menos propensos al empobrecimiento, ya que reciben aportes de biomasa, tal vez no en las proporciones mismas del bosque, pero en cantidades a veces similares.

Los conocimientos y estudios de los sistemas agroforestales han demostrado, que aquellos que practican la agroforestería, tienen una economía sostenible y son los que menos necesidad tienen de migrar a otra parcela, porque la suya sigue produciendo.

* La protección permanente la podemos interpretar así:

Las copas de los árboles interceptan la fuerza de la lluvia. La lluvia es absorbida por el suelo suelto del bosque y la materia orgánica. No se produce la erosión. La luz (radiación) del sol no llega directamente al suelo, sino a las copas de los árboles, donde es aprovechada para la fotosíntesis. No hay por lo tanto calentamiento de la superficie del suelo.

El viento es igualmente interceptado por la vegetación. Una vez talado el bosque, la lluvia y la luz solar llegan directamente al suelo y producen erosión y calentamiento de la capa superior, además de la destrucción de la materia orgánica almacenada, por la quema. Los suelos compactados y con fertilidad de crecimiento son la consecuencia.

Los sistemas agroforestales, donde existe una cantidad determinada de árboles y arbustos asociados a los cultivos, mitiga en parte los efectos de la lluvia y del sol. Los que tienen textura más estable, hay menos erosión y la microfauna no desaparece.

* La diversificación la podemos interpretar así:

El bosque es un sistema de especies mixtas en equilibrio. Ofrece muchos potenciales y permite usarlos continuamente si es que los recursos no son destruidos. La diversidad natural de especies en equilibrio es el mayor valor que tiene el bosque tropical. Al producirse el desmonte, esta diversidad debe ceder el paso al monocultivo y a las malezas heliófitas de régimen extractivo de nutrientes.

Los sistemas agroforestales, de régimen mixto, imitan la diversidad del bosque, permitiendo una mayor cobertura del suelo y una producción basada en varios productos. La producción diversificada permite una economía más estable durante todo el año.Los sistemas agroforestales contribuyen a que los productores incluyan los árboles como parte de la economía. Los sistemas extractivistas y monocultivistas, siempre han considerado al árbol como un producto de extracción o estorbo para la agricultura. En los sistemas agroforestales los productores consideran a los árboles como parte de una estrategia económica futura y como parte del proceso dinámico. La conservación y el cultivo de los árboles, sean de regeneración espontánea o de reforestación, contribuye al arraigamiento del colono, porque ha creado un valor hacia el futuro.
El bosque es un sistema productor de biomasa en grandes cantidades, de la cual un 5% aprox. se encuentra en la superficie del suelo, como materia muerta en descomposición, para ser asimilada nuevamente por las plantas del sistema. Este ciclo interminable, constituye la base para ese crecimiento exhuberante de una vegetación variada que cubre casi todos los suelos de la Amazonia.

La deforestación, con la quema adicional, interrumpe este ciclo abruptamente y los suelos sólo pueden mantener parte de esta fertilidad, si es que los sistemas nuevos de producción aportan cantidades aceptables de hojarasca para su incorporación y cobertura del suelo. Los cultivos en limpio, o sea en monocultivo, son los que menos materia incorporable aportan. Los sistemas agroforestales se encuentran en un plano intermedio entre el bosque y los cultivos en limpio.
Los cultivos en limpio tienen un aporte muy bajo en materia incorporable. Inclusive, cultivos con uso de yerbicidas, aportan menos de una TM de materia orgánica. Los sistemas agroforestales en cambio, se encuentran bastante cercanos a la realidad del bosque, en los valores de materia incorporable aportados.

La distribución de la materia orgánica total (biomasa viva y muerta) en sistemas agroforestales y cultivos en limpio es muy diferente. Aquí algunos casos evaluados en base a análisis de suelos de la región Selva Central del Perú, en Satipo, realizados por personal de la Universidad Nacional del Centro a pedido de la GTZ (Recopilado y evaluado por Brack, W., 1987, datos inéditos).

La variación en la composición de nutrientes de estos sistemas es muy clara. El bosque tiene los valores más altos, seguido del sistema agroforestal, y los valores más bajos se encuentran en el monocultivo.

Sostenibilidad, es un término bastante reciente, que se emplea para definir el uso constante, fértil y productivo del suelo. Sostenible significa que el sistema es económicamente rentable y ecológicamente viable durante muchos años o en tiempo indefinido, y adecuado a las condiciones sociales del grupo humano.

Una finca que produce café, sobre los suelos en pendiente, pero usa métodos de conservación, y mantiene o incrementa la producción a lo largo de los años, practica un sistema sostenible. Una ganadería amazónica que inicia su ciclo con 1 cabeza por hectárea y luego de 8 años, por causas de sobrepastoreo y erosión, sólo puede mantener 0.3 cabezas por hectárea, practica un sistema no sostenible.
El ecosistema bosque amazónico, con su autoalimentación y su constante vegetación, es un sistema sostenible en el tiempo. La sostenibilidad de las fincas depende por lo tanto de varios factores: del reciclaje de nutrientes al suelo; de la conservación de la fertilidad; del régimen hídrico del suelo; de la fauna microbiana, que en conjunto influyen sobre la productividad económica de los cultivos de la finca. Esto significa que el factor número uno de la sostenibilidad es mantener la fertilidad o capacidad productiva del suelo. Esta capacidad puede ser mantenida también con fertilizantes químicos, pero si los costos exceden a las ganancias deja de ser sostenible.

La Amazonia ya se encuentra poblada con más de 20 millones de personas, que buscan constantemente satisfacer sus necesidades en los potenciales que contiene la región. Si bien hasta el momento las actividades extractivas son económicamente las más resaltantes, otras actividades de carácter sostenible se encuentran en desarrollo y prometen ser para el futuro de mayor importancia. Ya los países integrantes del Tratado de Cooperación Amazónica son conscientes que el desarrollo de la región debe apartarse del pensamiento de la "isla amazónica". Su integración a la vida económica y dinámica de los países es impostergable.

El concepto "desarrollo sustentable" se toma como base para las acciones diversas, que deben llevar a un desarrollo de la población. Brundtland (1993) define el "desarrollo sustentable como aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias". El TCA (1993), amplia este concepto "como lograr un crecimiento equitativo con tasas de expansión, que nos permitan generar bienestar para toda la población". Satisfacer los intereses legítimos de la población de la región es, por o tanto, el argumento resaltante, para lograr un desarrollo. Si la población sigue sin verdaderos alicientes económicos, tampoco será posible pensar en aplicar programas de desarrollo sustentables.

La región tiene que crecer en base a sus propios recursos, pero también el aprovechamiento de ellos debe hacerse sin perjudicar el futuro de los mismos.

La Amazonia tiene muchos recursos que hasta el momento no se han divulgado, pero son usados por los pobladores indígenas y colonos. Estos recursos deben entrar a formar parte del paquete productivo de los países, pero con la condición que sean los propios pobladores los que los usen y reciban los beneficios. Las grandes compañías "extractoras de recursos", que se llevaban la economía a otros lares, ya deben haber pasado a la historia. El desarrollo sustentable de la región depende de la capacidad económica, cultural y técnica, que adquieran los pobladores mismos, en usar, industrializar y manejar los propios recursos disponibles.

Los ejemplos técnicos que se presentan en este trabajo, son con seguridad básicos para iniciar un desarrollo sustentable, ya que los mismos pobladores en muchísimos casos han demostrado que lo son. Con aplicar estos conocimientos y con dar alcances políticos y económicos necesarios se puede lograr un cambio de rumbo o un nuevo camino amazónico.
Así como hemos visto que la colonización de la Amazonia, ha traído consigo muchos desastres ecológicos por la aplicación de tecnologías foráneas e inapropiadas, también existen muchos ejemplos de uso de la tierra y de los recursos muy positivos. Ejemplos, que a través de las experiencias de los mismos colonos y especialmente indígenas, se han transformado en forma de uso sostenido de la selva, manteniendo en gran parte el equilibrio ecológico.

Los pueblos tanto nativos como colonizadores, tienen el derecho a vivir en la zona y sustentar su vida en la selva y de la selva. La prohibición de usar la selva por motivos ecológicos y de presión internacional no cambiará en absoluto el uso actual que se da a la selva. Solamente las experiencias exitosas y sostenibles de uso de la tierra pueden contribuir a que los pobladores manejen sus recursos mejor y no se produzcan en futuro mayores desequilibrios que los ya existentes.

Las experiencias exitosas son innumerables y se localizan en toda la cuenca de la Amazonia. Cada pueblo o grupo humano ha llegado a encontrar métodos de uso adecuados a las situaciones ambientales reinantes en determinada área. Los ribereños encontraron un calendario de uso de las várzeas; los indígenas domesticaron a través de siglos los frutos nativos de la selva y aprendieron a clasificar los suelos eficientemente, los colonos lograron encontrar métodos de reciclaje de nutrientes, y los investigadores han enriquecido los conocimientos modernos interpretando lo que los nativos hacían hace siglos.

Hoy sabemos que los pueblos indígenas producían alimentos en la selva, sin dañar la ecología y que el mundo moderno ha necesitado mucho tiempo para reconocer este aporte valioso. Las cosechas de chacras con cultivos múltiples en interacción con la vegetación, demuestran que existen métodos de manejo de la selva, que son exitosos y no producen un cambio drástico sobre los suelos y la vegetación.

Los pueblos nativos de la selva son depositarios de una experiencia muy antigua en el uso de la tierra en forma sostenible. Ellos conocen más que nadie la interacción positiva de animales, plantas, suelos y agua. Ellos han domesticado muchas plantas del bosque legando sus conocimientos al mundo actual. Han investigado y elaborado métodos de colección y elaboración de subproductos de los árboles.

La domesticación de las plantas nativas se realizó en chacras asociadas de cultivos con árboles, lo que llamamos hoy Agroforestería. La diversidad de sus cultivos en las chacras es diferente al sistema actual de colonización, que fomenta la tala total de grandes áreas para plantar en monocultivo. Los pueblos nativos usaban la sucesión contínua de bosque-chacra múltiple-bosque, es decir, sin una fase de monocultivo en medio. Como dice Denevan (1988), un "continuum" entre chacra y bosque.

Lo que hoy estudiamos, como los efectos del árbol sobre los suelos, las asociaciones agroforestales, etc. es conocido por muchos pueblos de la Amazonia desde tiempos remotos.
Sin duda las experiencias de estos nativos no son aceptadas por una gran parte de la sociedad colonizadora, que prefiere el uso de tecnologías más baratas y rápidas de implantar y muchas veces menos exigentes en mano de obra. Pero el legado de estos pueblos se reconoce cada día más.Los pueblos indígenas de la Amazonia han domesticado cerca de una veintena de plantas alimenticias.
En todas las parcelas de uso agroforestal secuencial, se encuentra una sucesión contínua, que lleva a transformar esta parcela en un futuro monte enriquecido (adaptado de Denevan y Padoch, 1988).

La incorporación espontánea o plantada de especies nativas de frutales y árboles valiosos es una de las características del manejo de los Bora. Las parcelas terminan en convertirse en un bosque secundario enriquecido, con las especies que ellos emplean. Los conocimientos del suelo en las variaciones topográficas, que ellos clasifican en campos fértiles, como las terrazas inundables y las várzeas, así como la tierra alta, son determinantes para la instalación de los cultivos en el sitio preciso. Ellos jamás talan el bosque hasta la ribera del río, ya que conocen el valor protector de esta ribera con bosque y es allí donde se alberga la mayor cantidad de fauna.

La silvicultura, en la definición clásica de producción de árboles, no existe para ellos, ya que sólo es un instrumento para lograr albergar esa gran diversidad, tal como ellos lo han visto en el bosque. Las parcelas agrícolas son en base a la yuca (alimento importante) y todo el quehacer agroforestal gira alrededor de este cultivo. Así encontramos yuca, no sólo en las parcelas quemadas, sino también en los claros, donde ya hay árboles en regeneración.
EL SISTEMA DE LOS CULTIVOS DE LOS YANESHA
Los Yanesha, son un grupo étnico del Perú Central (Oxapampa, Junín) y viven el los estribaderos de la Cordillera de los Andes en la zona denominada Selva Alta. Esta zona se caracteriza por ser colinosa, de suelos muy variados y con una alta precipitación anual (6,000 mm/año). La erosión es muy grave si no se cubren los suelos durante la época de lluvias.
El sistema de las Yanesha se caracteriza por dos aspectos fundamentales: La clasificación de los suelos y los cultivos agroforestales para cada tipo de suelos.

La agricultura de los Yanesha tiene el mismo matiz del sistema migratorio. Despejan el bosque en pequeñas parcelas, de acuerdo a su actitud, y practican la quema controlada.
Controlada en el sentido que no permiten que el fuego invada el bosque, lo que los diferencia claramente de los colonos.

Los árboles importantes para ellos los dejan en pie. Se encuentran parcelas, donde existen hasta 40 árboles del bosque por hectárea, especialmente especies valiosas y palmas.

Clasificación de los suelos: Los suelos son clasificados en base a conocimientos empíricos tradicionales, basando su categorización en la etapa (época del año) cultivable por cada tipo de suelos y los cultivos aptos para cada uno de los tipos. Ellos ubican los cultivos en el lugar que les corresponde, en la época del año acertada y en asociación con los árboles nativos que crecen en cada lugar.

Las playas inundables son rotadas anualmente con un barbecho, que a veces puede ser de 2 años. Las tierras bajas o planicies aluviales son sometidas cada 2-3 años a un barbecho de 3-5 años de duración. Las tierras altas se usan por 1-2 años y se someten luego a barbechos manejados con frutales por más de 10 años. Algunos de estos barbechos de frutales y forestales se conservan luego como chacras de recolección. Las tierras pantanosas se usan para pituca (Colocasia esculenta, Xanthosoma sp.), alimento muy usado por los Yanesha. Los huertos familiares se ubican generalmente en las tierras aluviales, donde está la vivienda. Son de uso contínuo y se cultivan numerosos productos.

Los principales cultivos anuales y perennes que usan los Yanesha son:

Nativos: Marañón (Anacardium occidentale), tapisho (Spondias dulcis), anona (Annona squamosa), anonilla (Rollinia sp.), pituca (Xanthosoma poeppigii), achiote (Bixa orellana), papaya (Carica papaya, C.monoica, C. pubescens), almendro (Caryocar sp.), achia (Canna edulis), huaco barbasco (Clibadium sp.), camote (Ipomoea batata), shupi (Cucurbita moschata), caigua (Cyclanthera sp.), sachapapa (Dioscorea sp.), coca (Erythoxylum coca), yuca (Manihot esculenta), flecha (Gynerium sagittatum), shoa (Guadua sp.), carrizo (Phragmites sp), durazno de monte (Rheedia spp.),palta (Persea americana), frijol chileno (Dolichos lablab), pacae (Inga edulis), shimbillo (Inga sp.), barbasco (Lochocarpus nicou), frijol (Phaseolus vulgaris), pashullo (Erythrina edulis), algodón (Gossypium hirsutum), dale-dale (Calathea lutea), solla (Maranta arundinacea), uvilla (Pouruma cecropiefolia), arazá (Eugenia sp.), guayaba (Psidium guayaba), pijuayo (Bactris gasipaes), aguaje (Mauritia flexuosa), camona (Iriartea deltoidea), palma garza (Socratea sp.), ungurahui (Jessenia sp.), ají (Capsicum spp.), tomate silvestre (Lycopersicum sp.) tabaco (Nicotina tabacum), cocona (Solanum topiro), lulo (Solanum quitoenses), capulí (Physalis peruviana), cacao (Theobroma cacao), caco de monte (Theobroma sp.).Introducidos: mango (Mangifera indica), pituca (Colocasia esculenta), piña (Ananas comosus), sandía (Citrulus sp.), yerba luisa (Cymbopogon citratus), caña de azúcar (Sacharum officinarum), pan de árbol (Artocarpus altilis), banana (Musa x paradisiaca), poma rosa (Sysygium jambos), coco (Cocos nucifera), café (Coffea arabica), cítricos (Citrus spp.), arroz (Oryza sativa), maní (Arachis hypogea).
Las experiencias de esta etnia ha permitido, que cada cultivo se instalado en el tipo de suelo apropiado, donde se logra la mayor productividad y la mejor conservación posible del mismo.

Los Yanesha, que han sido asimilados en gran parte por la cultura foránea, se dedican en la actualidad a actividades que ya no son propias. Se han convertido en una etnia semisedentaria, ya que su área de vida ha sido reducida por la ocupación de tierras por los colonos. El gobierno peruano les ha destinado tierras como reservas nativas.

Su alimentación está fuertemente influenciada por la cultura foránea, pero continúan con un cierto abastecimiento de productos de sus chacras. Se dedican poco a la comercialización de los productos del bosque. La importancia de esta etnia, que es la más asimilada por la cultura nueva, está en el valor del sistema de clasificación de suelos. Este sistema, ha sido copiado en parte por algunos colonos y se encuentran colonos viejos, que entraron antes de la época de las carreteras, que practican eficientemente este sistema. Pero la llegada de las carreteras, parece que tiene un cambio brusco en el manejo de la selva. Los colonos y nativos, asimilan la forma de trabajo introducida, en vez de que sea al revés como debiera ser por lógica. Una influencia similar se encuentra en casi todas las zonas de colonización de la región amazónica.

martes, 13 de febrero de 2007

AGROFORESTERIA AMAZONICA: POLITICAS Y ESTRATEGIAS

Valle de Tingo María-Perú. Vista Panorámica

Ingº. FERNANDO S. GONZALES HUIMAN
DOCENTE DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA DE LA SELVA, TINGO MARIA-PERÚ


http://fgonzaleshuinan.blogspot.com
http://fsghinvestigacion.blogspot.com
emails: fsghdito@gmail.com fsgh_dito@yahoo.es

Los sistemas agroforestales se pueden definir como una serie de tecnologías del uso de la tierra, en las que se combinan árboles con cultivos y/o pastos, en función del tiempo y del espacio, para incrementar y optimizar la producción en forma sostenida (Fassben-der, 1987).
Hablamos de árboles asociados a cultivos agrícolas (sistemas agroforestales), árboles asociados a las pasturas (sistemas silvopastoriles) y árboles asociados con fines de restitución de la vegetación (sistemas agroforestales secuenciales). El principio radica esencialmente en que el árbol, asociado a determinado cultivo o crianza, contribuye al mejoramiento o conservación de la fertilidad de los suelos y del microclima, además de brindar otros aportes económicos y ecológicos al medio ambiente. La semejanza al sistema ecológico del bosque, hace que los sistemas sean más adaptados a la ecología, que los sistemas de producción a campo abierto.
Los sistemas y prácticas agroforestales (SAFs) son muy antiguos y muy comunes en la región amazónica, y son practicados profusamente tanto por pobladores indígenas como por colonos de larga data en la misma (japoneses, alemanes, tiroleses y migrantes de las regiones periféricas). La mayor parte de los sistemas conocidos en la región han sido desarrollados por los mismos pobladores.

Los SAFs, ciertamente, no son la panacea para la solución de los problemas ambientales en la Amazonia, pero si constituyen un apoyo a las actividades agropecuarias, porque:

a. Controlan la degradación acelerada de los suelos.
b. Producen beneficios directos (madera, alimentos, leña, medicina, etc.) e indirectos (abono, fijación de nitrógeno, etc.) a los pobladores.
c. Ayudan a mitigar la migración contínua de los pobladores hacia nuevas áreas boscosas, porque los fija por más tiempo o en forma permanente en sus parcelas por la no degradación de los suelos. Esto repercute en la conservación de los bosques y en la regeneración de los mismos.

Los SAFs apoyan la conservación de la diversidad biológica, tanto de recursos genéticos, por la alta variedad de especies utilizadas, como de especies asociadas de flora, fauna y microorganismos. Los datos disponibles demuestran que en las parcelas agroforestales se conservan especies de plantas y animales en forma muy superior a parcelas de monocultivos de pastos agrícolas.
Se ha podido comprobar que existen experiencias muy interesantes y eficientes de SAFs, que, por desgracia, no son difundidas y dadas a conocer en forma adecuada entre los pobladores rurales. Los centros e instituciones amazónicas, dedicadas a la extensión y promoción agropecuarias, deberían poner un alto esfuerzo en recoger las experiencias de los pobladores y difundirlas. Esto también ayudaría a valorar las experiencias de los pobladores, porque muchos de los SAFs han sido desarrollados y son practicados por ellos.

Los SAFs dan mayor seguridad a la producción de las parcelas por ofrecer diversidad de productos, tanto para el autoconsumo (alimentos, leña, fibras, medicinas, etc.) como para los mercados cercanos (frutas, carne de animales silvestres, hojas, etc.), especialmente de los centros poblados.

Los SAFs constituyen, en muchos casos, una forma de ahorro y capitalización para los productos rurales. Se ha podido comprobar, a través de diversos casos expuestos, que el productor ahorra en forma de no tener necesidad de comprar insumos agrícolas (fertilizantes, por ejemplo), especialmente en los casos de especies que son fijadoras de nitrógeno, y que producen abundancia de materia orgánica. En otros casos, son una forma de capitalización de la finca a futuro con la acumulación de árboles maderables en periodos relativamente cortos (10 a20 años).

Los SAFs contribuyen en forma importante al autoabastecimiento de productos para los pobladores rurales, siendo al mismo tiempo una fuente de ingresos económicos (madera, frutos, etc.) y para afrontar situaciones de crisis económica, especialmente de costos de alimentos y energía.

La promoción de los SAFs no debe basarse solamente en especies maderables, sino que son de gran importancia de las especies de beneficios múltiples (madera, alimentos, fertilizantes, etc.). Los SAFs más comunes existentes en la Amazonia se basan, precisamente, en especies de beneficios múltiples y en el uso de una alta diversidad de especies al mismo tiempo, Muchas iniciativas, venidas del exterior, han fracasado por no tener en cuenta este aspecto.

Los SAFs tienen importancia social, ambiental, económica y tecnológica:

a. En lo social es importante el arraigo de los finqueros a sus parcelas y en las áreas que utilizan.

b. En lo ambiental porque conservan los suelos, la biodiversidad y el balance del agua, especialmente.

c. En lo económico para mantener niveles de productividad mejores y por la diversidad de la producción para autoabastecimiento y para los mercados cercanos.

d. En lo tecnológico porque la mayor parte de los SAFs han sido desarrollados en base a la misma experiencia de los pobladores. Los centros especializados en la investigación, por lo general, no han hecho más que recoger y validar los mismos.
Los SAFs son adecuados para recuperar tierras degradadas de la región amazónica, revirtiendo el ciclo de degradación y abandono, tornándolas nuevamente productivas. Esto es posible siempre y cuando no se haga empleo permanente del fuego, el cual impide la regeneración de la vegetación por destrucción de las semillas y de las plantas tiernas en crecimiento.
11. Los SAFs, prácticamente, sólo ofrecen ventajas para los productores y a la conservación de los recursos naturales de la región (flora, fauna, recursos genéticos, suelo, agua, etc.). Su aplicación no va en detrimento ni de los recursos naturales, y, por el contrario, ofrecen ventajas económicas directas e indirectas.

POLITICAS Y ESTRATEGIAS A FUTURO

1. El marco de la realidad

Los bosques tropicales amazónicos abarcan cerca de 8.000.000 km2 (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Suriname, Venezuela y Guayana Francesa). La distribución actual del uso es la siguiente:

1. Areas intervenidas y ocupadas: 0,8 millones de km2 (10,00%). En estas áreas de los bosques originales han sido talados y transformados en formas de uso que implican la alteración total de los ecosistemas originales (agricultura y ganadería especialmente). En estas áreas intervenidas se pueden distinguir dos grupos de tierras:

a. En uso agropecuario y forestal actual, que se calcula llegan a no más de un 40% de la superficie intervenida y que están caracterizadas, en general, por muy baja productividad por área y en proceso de degradación de los suelos. La superficie total en uso actual es muy difícil de establecer.

b. Areas abandonadas que llegan a un 60% o tal vez más de las tierras ocupadas. Estas han sido abandonadas por la degradación de los suelos y la consecuente muy baja producción. En general, las tierras abandonadas pertenecen a dos categorías:

* Cubiertas de bosques secundarios (rastrojo, purma, capoeira). Una gran parte se considera como barbecho para rotación agroforestal, y, en otros casos se trata de bosques secundarios ampliamente aprovechados (plantas medicinales, fauna, frutos, etc.).

* Areas degradadas: sin o con escasa capacidad de regenerar naturalmente un bosque secundario. Se trata, por lo general, de tierras sometidas a quemas contínuas o a pastizales degradados.

2. Las áreas poco o nada intervenidas, es decir, la "Amazonia de pie", donde los bosques están de pie, abarcan cerca de 7.2 millones de km2 (cerca del 90%). En este ámbito están incluídas:

a. Areas protegidas estrictas (parques nacionales y similares) de uso indirecto con cerca de 0,45 millones de km2 (5,57%).

b. Areas protegidas de uso directo, con más de 1,4 millones de km2. Aquí están incluídas las tierras/ territorios/ resguardos reservas indígenas, las reservas extractivistas, los bosques nacionales, el patrimonio forestal, las reservas pesqueras y similares.

c. Areas no destinadas a fines específicos o a las que se sobreponen bloques de explotación petrolera, concesiones mineras, etc.

2. Los grandes lineamientos de la estrategia amazónica

De lo expuesto anteriormente y de la distribución del uso de la tierra en la Amazonia se derivan las grandes prioridades o lineamientos de políticas a futuro, para afrontar el reto del desarrollo sustentable amazónico:

1. Una alta atención a las áreas ocupadas e intervenidas, que cuentan con población e infraestructura, derivada de los proyectos de colonización. Esto en tres prioridades:

a. Mejorar la producción en las áreas intervenidas actualmente en uso y evitar su degradación, a fin de evitar que pasen a la categoría de áreas abandonadas.

b. Manejar los bosques secundarios que se han formado en gran parte de las áreas abandonadas.
c. Recuperar las tierras degradadas y abandonadas, donde se hace difícil y hasta imposible la regeneración natural de los bosques.

2. Rescatar y buscar opciones productivas para utilizar la Amazonia poco o nada intervenida sin destruir los ecosistemas.

3. Los Sistemas Agroforestales (SAFs) como apoyo en la producción en la Amazonia

1. Los SAFs constituyen un apoyo decisivo a las actividades productivas, de conservación y de recuperación de recursos naturales en las tierras actualmente en uso agropecuario, degradadas y abandonadas por:

a. Mantener el flujo de energía en los ecosistemas en niveles satisfactorios para utilizar las áreas en forma prolongada o permanente, sin llegar a degradaciones irreversibles.

b. Asegurar la estabilidad en los sistemas agropecuarios y restituir los flujos de nutrientes utilizados.

c. Asegurar la producción de alimentos y el uso de insumos adaptados al medio natural, sin producir alteraciones significativas en la biodiversidad o conservando la máxima biodiversidad posible.
d. Basarse en las necesidades y experiencias socio-económicas e la región en primer lugar.

e. Implicar costos mínimos, pero con alta eficiencia, e incentivar la diversificación productiva.

f. Implicar una transformación menos profunda e irreversible de los sistemas ecológicos, previendo alteraciones más profundas en la región.

2. La estrategia de promoción de los SAFs debe estar dirigida a mantener en producción las tierras en uso agropecuario; evitar su deterioro; recuperar tierras degradadas, y regenerar bosques en las áreas intervenidas.

4. Mejoramiento de la producción en las áreas ya intervenidas y que se manejan en forma no sostenible

1.En la Amazonia existen tierras actualmente en uso agrícola, pecuario y forestal cuya superficie es muy difícil de calcular. Se sabe aproximadamente que de todas las tierras ocupadas unas 10 millones de Has están siendo utilizadas para ganadería (7,5 millones en Brasil y el resto en los demás países de la cuenca). La superficie de tierras utilizadas para fines agrícolas es muy variable y no existe información adecuada. Si se sabe que la mayor parte de las tierras utilizadas actualmente para fines agropecuarios tiene una muy baja producción por área y la mayor parte de ellas está en proceso de degradación por las prácticas no adecuadas para mantener la fertilidad de los suelos.

Las áreas intervenidas y actualmente en producción, por una parte, corren el riesgo de deterioarse y pasar a la categoría de abandonadas si no se toman las medidas adecuadas para contrarrestar la erosión y la pérdida de fertilidad de los suelos. En estas tierras, por otra parte, la producción por área es sumamente baja. Tal es el caso de la ganadería, que en promedio apenas alberga 0,5 cabezas/ha/año, y su producción apenas alcanza los 100 kg/carne/ha/año.
En consecuencia, el problema central a nivel de cuenca no es tanto la adjudicación o colonización de nuevas tierras, sino el hacer productivas las tierras ya ocupadas y con inversiones en infraestructura vial y de otra clase (salud, educación y otros servicios).

2.Las estrategias fundamentales para estas tierras deben estar ocupadas orientadas a:

a. Evitar la degradación de las tierras actualmente en uso agropecuario y forestal, para que no sean abandonadas.

b. Mejorar la producción por área mediante sistemas adecuados para mantener la fertilidad de los suelos.

3. Para el mejoramiento de la producción en las áreas actualmente en uso se debe tener en cuenta:

-Los sistemas de producción deben estar adecuadas al medio.
-Fortalecer los cultivos nativos y de valor promisorio, dando valor agregado a los productos.
-Considerar al bosque como parte integral de la estrategia. El bosque puede ser productivo. La valoración a sus potenciales hará más fácil su conservación.
-Los sistemas agroforestales y silvopastoriles son la clave para lograr una producción adaptada al medio, al igual que los cultivos múltiples y heterogéneos.
-Incorporar las tierras abandonadas en el proceso productivo. Son más de 400,000 Km2, que se encuentran en este estado. Pero con criterios que tengan como resultado un uso sostenido y que eviten la necesidad de talar nuevas áreas de bosque en futuro. Estas tierras abandonadas, las dividimos en dos grupos. Los bosques secundarios en proceso de regeneración y las tierras degradadas, con dificultades de regeneración. Las estrategias deben considerar ambos grupos.
Son 400 millones de hectáreas, que constituyen un reto muy grande para toda la zona. Los sistemas agroforestales y silvopastoriles, utilizando los árboles en crecimiento para la asociación, son una forma de usar estas tierras.

-Muchas tierras abandonadas degradadas van a requerir trabajos de recuperación.
-La ampliación de estas áreas ganaderas futuras, sobre bosques nativos, no es concebible si no se encuentran antes caminos de recuperación de lo ya degradado. Los incentivos no deben darse para deforestar, sino hasta ahora en el momento para recuperar con incentivos.
-La formación de una mentalidad futura que restablezca lo usado, debe ser una de las políticas posibles. Como lo hacen los indígenas. A ellos nadie les obligó a enriquecer la parcela con árboles y frutales antes de abandonarla. La necesidad futura fue determinante.
-Las estrategias deben comprender una educación y capacitación adecuada, el fortalecimiento de organizaciones de pobladores y la canalización de la comercialización de los productos. La investigación debe recibir el fortalecimiento necesario, para lograr industrializar muchos productos perecibles o subutilizados.

5. Recuperación de áreas degradadas

Los SAFs son un apoyo para la recuperación de las áreas degradadas y abandonadas en la región, que suman varias decenas de millones de hectáreas. En este sentido, sistemas naturales de regeneración, en forma de bosques secundarios, o articiales, en forma de plantaciones, pueden volver a hacer productivas estas tierras.

Aquí es de alta prioridad el evaluar los sistemas para determinar los que son más adecuados a la realidad de las mismas.

6. Estrategias para el uso de las áreas poco o nada intervenidas

Las áreas poco o nada intervenidas aproximadamente unos 7 millones de Km2 en toda la cuenca y zonas aledañas, que se distribuyen en: Areas protegidas (400,000 Km.), áreas reservadas para indígenas y reservas extractivas (1.4millones de Km2) y áreas libres (5.3 millones de Km2).

- Las áreas protegidas deben manejarse con una gestión eficiente, que haga participar a los pobladores de las áreas de amortiguamiento, para evitar la invasión. Fomento de ecoturismo, investigación de la biodiversidad, uso de material genético, y productos secundarios.
- En las áreas reservadas debe respetarse los territorios indígenas. Las áreas no reservadas para indígenas, como bosques nacionales, reservas de extracción, etc. deben manejarse sin deforestación, solamente con criterios de recolección y enriquecerlas con los recursos que el mercado asume.
- En las áreas de libre disponibilidad, no se debe incentivar la deforestación masiva, sino el uso sostenido de madera, productos del bosque, etc. Los incentivos fiscales deben dirigirse a encontrar mecanismos que den valor agregado a los productos múltiples de los bosques, pero sin recurrir a la deforestación.
- La educación ambiental, la participación de los pobladores y el fortalecimiento de las instituciones de investigación y organismos afines, debe ser aquí también de vital importancia.
-Los SAFs pueden jugar un rol muy importante en las áreas de amortiguamiento de las áreas protegidas evitando la degradación de las tierras en uso y la invasión consecuente de las tierras que deben protegerse.
-El trabajo agroforestal debería ser una prioridad de primer orden en las zonas "buffer" o de amortiguamiento para crear condiciones de estabilidad y de producción sostenida para los pobladores, y evitar las invasiones.

Muchas son las posibilidades agroforestales que se pueden aplicar en la zona amazónica. Basta ver las experiencias que han hecho los pobladores e indígenas arraigados en la región.

1. En cultivos anuales:

- Policultivos en secuencia o asociados.
- Policultivos con anuales y frutales arbustivos.
- Cultivos en callejones.
- Cobertura de suelos y abonos verdes.
- Barreras antierosivas contra la pendiente.
- Barbechos anuales con leguminosas arbustivas.

2. En cultivos permanentes:

- Arboles de sombra sobre cultivos tolerantes y jóvenes.
- Asociación de frutales entre sí.
- Asociación de frutales con café.
- Asociación de cítricos con árboles.
- Cultivos de frutales en varios estratos.
- Asociación de frutales nativos con maderas valiosas.
- Reforestación de maderas valiosas en cultivos permanentes.
- Manejo tolerado de rodales nativos de frutas y palmas, con enriquecimiento.
- Diversas combinaciones de frutales con árboles y pastos (sistemas agrisilvopastoriles).

3. Sistemas secuenciales:

- Aplicación de amplias experiencias indígenas.
- Barbechos simples.
- Barbechos mejorados o enriquecidos.
- Secuencia chacra-pasto-barbecho mejorado.
- Reforestación en barbechos.
- Sistemas de los japoneses de Tomé Acú
- Sistemas secuenciales de los colonos.
- Sistemas secuenciales para piedemonte.
- Los barbechos mejorados en laderas.
- Las prácticas antierosivas en laderas.

4. Los sistemas silvopastoriles:

- Asociación de pastos con frutales diversos.
- Asociación de pastos con árboles de regeneración.
- Mejoramiento de pastos con reforestación.
- Pastura bajo sombra de Inga spp.
- Pastos asociados con palmas industriales.
- La pastura en varios estratos.
- Pastura en bosque raleado.
- Los bosquetes de sombra.
- Pasturas con especies forrajeras.

5. Otros sistemas aplicables:

- El manejo tolerado de los bosques oligárquicos en las várzeas.
- Enriquecimiento de las várzeas con frutales.
- Sistemas secuenciales de los colonos. Tamshiyacu.
- Los policultivos.
- Los cultivos en multiestratos.
- Los sistemas de fincas integrales.

lunes, 5 de febrero de 2007

EL MAL USO DE LA AMAZONIA

Lugar Turístico de Tingo María, Perú

Ingº. Fernando S. Gonzales Huiman
Docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional Agraria de la Selva, Tingo María-Perú.
http://fgonzalesh.blogspot.com
http://fgonzaleshuiman.blogspot.com
http://fsghinvestigacion.blogspot.com

El peor peligro para la Amazonia es la deforestación masiva. Hasta el momento la deforestación llega escasamente al 12% del área total y dentro de las áreas deforestadas existe un porcentaje que se encuentra nuevamente en regeneración.

Los efectos de esta deforestación son a nivel de toda la cuenca, aún poco visibles, por tratarse de un sistema de bosque tropical húmedo, que no es como los bosques secos. Sin embargo en determinadas áreas, como en Aucayacu (Perú) por ejemplo, se ve la irreversibilidad del proceso de deforestación en áreas de desbosque masivo. La "ubérrima selva" o la "despensa nacional", como se denominaba en la prensa de algunos países a la selva amazónica, no es tal una vez deforestada. La selva está ubicada sobre suelos frágiles, pobres, de escasa retención de nutrientes y agua. Gran parte de los nutrientes están en la biomasa aérea, que se moviliza al suelo por la descomposición de la hojarasca. Si se interrumpe el reciclaje, como sucede en los rozados, la fertilidad decae abismalmente en pocos años.

Las consecuencias son la erosión hídrica (las precipitaciones son altas), la lixiviación de nutrientes, la compactación de los suelos y la alarmante invasión de los terrenos con malezas agresivas y heliófitas. En estas condiciones, los suelos son usables sólo durante períodos cortos de 5-10 años. La deforestación masiva tendría consecuencias funestas sobre el régimen hídrico de la cuenca, ya que la mitad del agua que se precipita sobre la misma es producto de la humedad evapotranspirada por la vegetación misma. (Anderson, 1990).

El uso inapropiado de los recursos naturales renovables, que se manifiesta en el empobrecimiento del suelo, produce el "círculo vicioso de la agricultura migratoria constante y agresiva". El incremento poblacional en el área incrementará aún más este círculo en el futuro. Los cultivos traídos de otras latitudes se cultivan en las áreas deforestadas. Pero no se ha dado hasta el momento el verdadero valor a la gran gama de productos nativos de economía promisoria, como son los de la biodiversidad que la cuenca ofrece.

La pérdida de la biodiversidad, a consecuencia del avance de la deforestación en grandes áreas, pone en peligro el potencial justamente de esta riqueza. Hemos vendido algunos productos saqueados de la biodiversidad, pero no hemos hasta ahora aprendido a vender la biodiversidad de la cuenca. Existen muchos ejemplos de la comercialización rentable de productos de la selva y producidos en áreas sostenibles, pero no hemos salido fuera de nuestras fronteras. Pero vale aclarar que países como Brasil, Colombia y Perú hacen esfuerzos para lograr popularizar los productos de la biodiversidad amazónica.
Conservar la Amazonia como área vedada al hombre es imposible. La cuenca está inmersa en las actividades humanas y comerciales. Vedar el mercado de las maderas tropicales, como se pensó en una época, para impedir la deforestación, sólo sería anular el valor de los árboles y la tala sería menos dolorosa para el colono, ya que carece de valor.

Los suelos de la selva mantienen su fertilidad, mientras exista un vuelo vegetal que los alimente con materia orgánica. Los microorganismos y la microfauna del suelo descomponen esta materia orgánica hacia sustancias asimilables por las plantas. Dentro del bosque se mantiene una humedad y temperatura constantes, que permiten la vida y acción de estos microorganismos.
La capa de hojarasca o mantillo, depositada sobre el suelo, actúa como conservador de humedad y como protector del suelo contra la erosión. La infiltración de agua al suelo es más fácil debido a la textura del mismo que produce la materia orgánica. La capa de mantillo actúa como una esponja almacenadora de humedad. Los microelementos son extraídos de la profundidad por las raíces de los árboles y trasladados a la superficie a través de la caída de las hojas. Este ciclo se repite eternamente, mientras el ecosistema bosque se mantenga intacto o levemente perturbado.

La deforestación (rozado y quema) produce una interrupción de este ciclo y las consecuencias son visibles en corto tiempo:
• La desaparición del bosque interrumpe el reciclaje de nutrientes sobre el suelo. El suelo pierde su capacidad de autoalimentarse.
• La quema del rozado destruye el almacén de nutrientes depositado sobre el suelo. La microfauna ya no tiene posibilidades de sobrevivir.
• Los rayos del sol llegan directamente hasta la superficie del suelo, produciendo un recalentamiento del mismo y por lo tanto la muerte de la microfauna, que tiene su rango ideal de temperatura. Al no haber microfauna se interrumpe la descomposición de la materia orgánica producida posteriormente.
• El suelo pierde su textura suelta, por la falta de materia orgánica y de la microfauna. Los suelos se compactan rápidamente.
• El suelo compactado no puede absorber el agua de la lluvia y la mayor parte de ella escurre sobre la superficie, produciendo el arrastre de las partículas de suelo, proceso llamado erosión. El suelo compactado pierde gran parte de su capacidad de acumular agua. La evaporación de la humedad del suelo será mayor.
• Las gotas de la lluvia llegan directamente al suelo y liberan por el impacto partículas que luego son arrastradas.
• La fertilidad del suelo decae abruptamente y en pocos años la producción rentable de plantas sobre él no será posible.
• Los suelos degradados son invadidos por malezas heliófitas, que se caracterizan por crecer en suelos empobrecidos.
Esta situación es común en la agricultura migratoria de los colonos y se repite constantemente, ya que los colonos al ver que sus cosechas merman, buscan otro terreno cubierto con bosque, para iniciar de nuevo el ciclo.
El sistema adolece de dos errores que originan en sí el proceso deteriorador: la falta de cobertura del suelo y la falta de materia orgánica reciclable.


El colono de por sí es una persona de escasos recursos financieros. Realiza sus actividades con poco capital y el mínimo permisible de equipamiento. En el fondo no le queda otra alternativa que trabajar con el sistema más barato, que es el rozado con la quema. Los terrenos desboscados le brindan por unos años un sustento económico, que le permite vivir de parcela. Pero la baja de la productividad en pocos años, le obliga a iniciar el mismo proceso en una nueva parcela. Lo poco que tal vez pudo acumular lo debe invertir nuevamente en la habilitación de nuevas áreas, con lo que nunca sale del círculo vicioso de la tumba y quema.

La Amazonia económicamente es todavía una isla, hacia donde fluyen iniciativas de inversión, pero las ganancias que se obtienen, tanto de la madera, de la ganadería, de la fauna, fluyen hacia otras regiones de la cuenca. Es una isla también porque el potencial productivo de más de 500 plantas de frutales, fibras, oleaginosas, etc., no es usado, porque las otras regiones no tienen los hábitos de consumir lo que la selva produce. Ni mucho menos los industriales desean industrializar productos del bosque, producidos en uso sostenible.

Hasta el momento la Amazonia sigue siendo el "país del oportunista". La mayoría de la población vive en la actualidad de actividades de comercio y colección de minerales y otros productos. Se calcula que solamente el 10% de la población se dedica a las actividades de la agricultura y la ganadería.
En Perú, por ejemplo, se calcula que un 20% de la población de la selva está de alguna manera ligada al comercio y la productividad de la coca. La coca es justamente un producto de alta rentabilidad y los campesinos la cultivan porque les trae mejores ganancias en tierras degradadas, que el café o el cacao y además no está sujeta a cambios de precios, como los productos exportables legales.
Los pobladores de la Amazonia han desestimado, en su mayoría, los árboles y los otros productos del bosque, no por falta de interés o conocimientos, sino por la poca demanda en el mercado y la falta de infraestructura de canales del mercadeo. Ejemplos importantes de que el mercado es la base para desarrollar sostenidamente la selva lo tenemos en los ribereños del Tamshiyacu, los ribereños de Manaus y los japoneses de Tomé-Acu (vea capítulos específicos), que por cercanía al mercado han incursionado en la comercialización rentable de productos de la selva.
Muchos han investigado los valores productivos de los productos nativos de la selva, y hasta se ha demostrado que una hectárea de bosque manejado en várzeas es más productiva que una hectárea de pastos. El problema radica en que la carne tiene un mercado seguro, mientras los productos del bosque se consumen frescos y sin ningún canal de industrialización.
La economía de la región fue y es manejada desde afuera. Mientras el proceso económico no se concentre en la región misma, con la debida reinversión necesaria y se dé valor agregado al producto, la sostenibilidad será siempre una ilusión.

Sin duda el principal efecto negativo sobre el medio ambiente ha sido la deforestación masiva de casi 800,000 Km2 de selva amazónica y equivale al 12% del total del área. Si bien hasta el momento no se tienen datos precisos de los efectos de esta deforestación sobre el clima en general, se conocen efectos regionales, donde la deforestación fue mayor.
La deforestación avanza a un ritmo entre 20,000 y 50,000 Km2 por año. Esta cifra indica que en 20 años más se habrán talado 1 millón de Km2 adicionales, lo que aumentaría el porcentaje a casi 25% del área total. Si bien muchas de estas áreas se regenerarán nuevamente, las consecuencias no se pueden soslayar. Con el incremento de la deforestación, la capacidad de regeneración del área será cada vez más difícil. La deforestación con fines agropecuarios, bajo el sistema de rozado con la quema, ha destruido ya un volumen de madera, cuyo valor se puede comparar con la deuda externa de los países de la cuenca, además de haberse destruido los árboles en desarrollo, que debieran ser el potencial maderable del mañana.
La biodiversidad

La pérdida de la biodiversidad vegetal y animal de la cuenca es proporcional a la deforestación. La región alberga más de 3,000 plantas útiles, para diferentes usos. Este potencial está hasta cierto punto inexplotado y en peligro de una merma sustancial.

El clima

Los factores climáticos, que ya se alteran ahora en las zonas más deforestadas, seguirán alterándose. Así las lluvias en la selva alta producen ya una escorrentía superficial por falta de capacidad de retención de agua en los suelos deforestados. La colmatación de los ríos es una consecuencia. La disminución de la cobertura de bosques tendrá efectos sobre la cantidad de lluvias en la región, por la disminución general de la evaporación. Menores lluvias regionales o generales pondrán ciertas áreas en peligro de desertificación, como ya hay indicios en Brasil. La temperatura se incrementaría, lo cual va a tener efectos directos sobre los suelos, que se deteriorarán aún con más velocidad.

La agricultura

La agricultura migratoria, que se practica en pequeñas parcelas, es tal vez la que menos influencia ambiental ha tenido, ya que la capacidad de regeneración de bosque secundarios. Sin embargo la productividad de la mayoría de los productos no justifica la deforestación. El café tiene en la mayoría de los países una productividad de apenas 10 qq por hectárea y el cacao entre 500 y 700 Kg, cifras que han sido hasta cuadruplicadas con el uso de sistemas agroforestales y sistemas de manejo de suelos.

La ganadería

La deforestación con fines ganaderos, con el apoyo crediticio e incentivos estatales, ha sido el mayor causante de la deforestación. Todas las áreas extensas, que son las más difíciles de regenerar con bosque secundario, son áreas ganaderas. La productividad de los pastos, por falta de un manejo adecuado (p.ej. silvopastoril), decae en 5 años de 1.7 UA/Ha a 0.5 UA/Ha. Esta disminución se debe básicamente a la compactación y empobrecimiento de los suelos, por falta de un reciclaje de nutrientes y la mayor evaporación que se posibilita por las altas temperaturas.
La regeneración de bosques en estas áreas ganaderas, en parte ya abandonadas, es muy costoso y demora tiempo.

La industria forestal

La industria forestal, selectiva por motivos de mercado, ha extraído sólo una pequeña parte de la madera de las áreas ya deforestadas. Se calcula que del potencial total sólo se ha aprovechado un 20%, el resto fue convertido en cenizas. Sin embargo, hay que aclarar, que la actividad forestal en sí no es la depredadora. Los concesionarios forestales realizaron, en base a su ocupación territorial, un negociado con los terrenos adjudicados, que proporcionó la posterior deforestación.

La sustentabilidad de la extracción de madera no ha sido practicada por los madereros, excepto en áreas muy pequeñas como en Oxapampa, Perú y en Surinam.
A grandes rasgos, la colonización de la cuenca ha acarreado diversos efectos negativos sobre la ecología, el ambiente y el hombre mismo.
• La deforestación.
• La erosión de los suelos en uso actual; la contaminación de los cauces de los ríos; la pérdida de fertilidad de los suelos de millones de hectáreas.
• Los cambios climáticos ya visibles.
• La pérdida de parte de la biodiversidad.
• La pérdida de las experiencias indígenas.
• El empobrecimiento cultural, económico y social de la región.
Pero ha contribuido a conocer los efectos y a diseñar nuevas estrategias para un mejor uso de la selva amazónica, en armonía con los recursos y las experiencias que alberga la región. Ha servido de catalizador para que las fuerzas vivas coincidan en que la región debe ser manejada como un conjunto dinámico, que permita la sobrevivencia de los recursos biológicos.

4. ALGUNOS EJEMPLOS NEGATIVOS

Tornavista:
Cerca de Pucallpa (Perú) se desboscaron desde los años 50 más de 50,000 Has de bosque para convertirlos en pasturas. Se hicieron filmes "cómo el hombre dominaba a la naturaleza". Se derribaron todos los árboles del área, hasta de los suelos inaptos para los pastos. Se implantaron pastos de alto crecimiento, que son muy exigentes, como el castilla (Panicum maximun), que se sometía anualmente a la "quema de renovación". Los costos de habilitación de 1 hectárea de pasto, alcanzó la suma de 430 US$. La producción de carne por hectárea que se ha logrado fue de aprox. 500 US$ en 8 años. La comparación de los suelos y la merma de la producción de biomasa forrajera, llevó al sistema a la no rentabilidad. En los mismos años, en Izcozacín-Perú, un mediano ganadero con 400 Has, se inicia en la actividad ganadera. Hoy después de 30 años, posee los mismos pastos naturales de "torourco", asociado con árboles de sombra y pastoreo rotativo. Él sigue produciendo por año 100 Kg. de carne limpia por hectárea. Este ganadero está arraigado a su finca y está dispuesto a realizar inversiones de mejoramiento de su sistema.
Aucayacu

Otro ejemplo negativo mencionable es la zona de Aucayac, Provincia de Leoncio Prado en Perú, donde se deforestaron en la década del 60 miles de hectáreas contínuas de bosque, con fines de colonización agropecuaria. Hoy la zona muestra síntomas de desertificación, hondas cárcavas de erosión y una productividad mínima. La mayoría de las áreas se encuentran actualmente abandonadas y cubiertas por una vegetación secundaria muy pobre en especies maderables.

Ganadería extensiva en Brasil

Las grandes extensiones de pastos hechas en Pará, Mato Grosso y Amazonas, en Brasil, con inversiones de incentivos fiscales, no han dado la rentabilidad esperada. Los suelos en áreas tan extensas deforestadas han perdido en gran parte su fertilidad y la producción de carne limpia por hectárea ha bajado a niveles de menos de 60 Kg. La regeneración de estas áreas, en parte abandonadas, se ha tornado muy costosa y en algunos casos la vegetación original ya no es reproducible. Ahora, después de 20 años, se inicia la plantación de árboles entre los pastos, para contrarrestar los efectos del microclima alterado.

La coca

La falta de infraestructura de comercialización (caminos, distancias, etc.) y los precios fluctuantes de los productos tradicionales (cacao, café, maíz, etc.) en vastas zonas del Perú y Bolivia, ha traído como consecuencia el incremento de las áreas de coca. Los campesinos por necesidad han volcado sus esfuerzos hacia esta actividad ilícita, como única forma de obtener un ingreso seguro. Entre Perú y Bolivia se manejan cerca de 600,000 Has de coca.
PROXIMO TEMA:
POLITICAS Y ESTRATEGIAS DE LA AGROFORESTERIA AMAZONICA

viernes, 2 de febrero de 2007

EL HOMBRE Y LA AMAZONIA

Vista aerea de la ciudad de Tingo María, Perú. "Ciudad de la Bella Durmiente"

Ingº. FERNANDO S. GONZALES HUIMAN fsgh_dito@yahoo.es fsghdito@gmail.com
Docente de la Universidad Nacional Agraria de la Selva, Tingo María-Perú. Febrero 2007.
http://fgonzaleshuiman.blogspot.com

La Amazonia no es un territorio vacío, aunque gran parte de la misma tiene una baja densidad poblacional y cerca del 60% de su población es urbana. Hoy las partes bajas de la región (Amazonia Tropical) tienen una población de cerca de 22 millones de habitantes, constituyendo un mosaico de razas y de diferentes orígenes.

Existen cerca de 379 grupos étnicos de pueblos indígenas con una tradición milenaria de adaptación a las condiciones heterogéneas de la misma y depositarios de un incalculable bagaje de conocimientos y tecnologías. Otros pobladores modernos viven en y de la floresta, dedicándose a actividades extractivistas de recursos hidrobiológicos, caucho, castaña o nuez del Brasil, gomas, resinas, fauna y pesca, entre otras actividades, tanto para autoabastecimiento como para abastecimiento de mercados locales, regionales y mundiales. La mayor parte de la población amazónica está constituida por los pobladores de las ciudades. Existen hoy tres ciudades que superan el millón de habitantes (Belem y Manaus, en Brasil, y Santa Cruz en Bolivia), y muchas otras en crecimiento rápido por la afluencia de poblaciones rurales y externas (Boa Vista, Rio Branco, Porto Vehlo, Leticia, Iquitos y Pucallpa, entre otras).

La región se ha convertido en los últimos decenios en centro de afluencia de poblaciones de las zonas periféricas empobrecidas, como los Andes, el nordeste y sur de Brasil. Los colonos o migrantes recientes han ocupado extensas áreas de la región, generalmente con apoyo del estado, y se dedican a las actividades agrícolas, pecuarias y forestales con tecnologías importadas, con frecuencia de fuerte impacto sobre los ecosistemas y los recursos de la región. En los últimos años ha aumentado considerablemente la población dedicada a la búsqueda y explotación del oro y de piedras preciosas y semipreciosas. En el Brasil se calcula que cerca del 30% de la población amazónica se dedica o está relacionada con el "garimpagem".

El crecimiento de la población amazónica es de cerca del 3% anual y hace pensar en un fuerte incremento de las poblaciones urbanas y rurales en el futuro próximo y, de no tomarse medidas urgentes, en un aumento considerable de los problemas sociales, económicos y ambientales.
Precarias condiciones humanas. La calidad de vida de la mayor parte de la población amazónica, especialmente la urbana, no sólo no es satisfactoria, sino que está en proceso de deterioro. Un alto porcentaje de la población vive en condiciones de pobreza y sin los servicios adecuados de salud, educación, vivienda y comunicaciones.

Los conflictos sociales se están extendiendo en la Amazonia por la falta de oportunidades de desarrollo de probada rentabilidad económica, distribución justa de los beneficios y falta de ordenamiento del territorio. Por una parte el garimpagem y por otra el cultivo de plantas para drogas están trayendo consecuencias de inseguridad y violencia, que ya trascienden las fronteras.

DIFERENTES MODELOS DE USO DE RECURSOS

Los modelos de uso de recursos actualmente vigentes son muy variados y obedecen esencialmente a tres formas de actuar:

1. Los modelos basados en el uso de recursos sin destruir los ecosistemas naturales o con escaso impacto sobre los mismos.
Son practicados por los pobladores de la floresta, tanto indígenas como migrantes antiguos, conocidos como caboclos o ribereños. Estos modelos se refieren esencialmente a la caza, la pesca, la recolección de productos diversos o extractivismo, las áreas protegidas y el ecoturismo. Su importancia económica es considerable para el abastecimiento local de alimentos de las poblaciones amazónicas o la fauna silvestre, cuya contribución a la alimentación apenas ha sido calculada en forma incipiente.

2. Los modelos de destrucción y sustitución de los ecosistemas originales.
Se refiere a la agricultura intensiva y extensiva, a la ganadería, a las plantaciones comerciales(forestales, caña de azúcar, jebe, palma aceitera, café, etc)represas, minería,vialidad, urbanización y cultivos ilegales. El impacto ambiental es generalmente muy intenso a nivel local por la ausencia de medidas adecuadas.

3. Los modelos intermedios de cierta alteración de los ecosistemas.
Se refieren a la extracción forestal de maderas, a la agricultura de rotación, que involucran la regeneración del bosque, y a los sistemas agroforestales.

Durante los últimos 50 años y en todos los países se han intensificado los modelos de desarrollo de alto impacto sobre los ambientes naturales, especialmente a raíz de la construcción de carreteras de penetración; las exploraciones y la extracción de hidrocarburos; el crecimiento de los centros urbanos, que operan como centros de absorción de recursos del entorno, el incremento de la población, y los incentivos para desarrollar agricultura y ganadería en gran escala. En lo referente al uso de recursos es preocupante la sobreposición de intereses agropecuarios, forestales, mineros, energéticos, viales, urbanos, indígenas, extractivistas y de protección con los consecuentes problemas sociales, que con frecuencia conducen a conflictos y a pérdida de la seguridad.

El uso agropecuario de la tierra es responsable de la tala de cerca de 80 millones de hectáreas de bosques amazónicos y del abandono de cerca del 60% de esas tierras por pérdida de la fertilidad y la erosión consecuente. El uso forestal de los bosques, con el objetivo exclusivo de extraer madera, es eminentemente depredatorio y no se han establecido áreas importantes de manejo forestal permanente e integral. El uso minero no ha logrado integrar los aspectos ambientales y sociales.

LA COLONIZACION

La colonización de la Amazonia se inicia en dos frentes, una desde el Atlántico y otra desde la Cordillera de los Andes. Los misioneros realizaron la labor de reconocimiento de la región. La verdadera ocupación territorial por personas extrañas al medio se inicia con la fiebre del caucho a mediados del siglo XIX, a lo largo del río Amazonas y sus principales tributarios. Las principales ciudades surgen como consecuencia de esta actividad. Fue la primera incursión explotadora de la región.

La colonización con fines agropecuarios se inicia recién en forma masiva en la primera mitad de este siglo. En Brasil, primero a lo largo de los ríos y luego al ritmo del avance de las carreteras de penetración (Transamazónica). En Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia con la construcción de la carretera de penetración se inicia la colonización por grupos andinos, especialmente en la franja de la selva Alta (Vertientes Orientales de los Andes).

En ambos casos la colonización se instala con cultivos de subsistencia primero, para luego incursionar en cultivos de mercado internacional, como el café y el cacao. Los impactos ambientales eran todavía menores, hasta que se inicia la fase del desarrollo ganadero de la selva, con préstamos bancarios y grandes inversiones de capitales. Este "desarrollo ganadera" ha realizado la mayor parte de las deforestaciones en grandes áreas compactas, con consecuencias graves para los suelos por el empobrecimiento. Los pastizales de la Amazonia son productivos durante no más de 15 años (Serrao, 1990), transformándose luego en tierras degradadas y abandonadas, en muchos casos (como en áreas grandes) de escasa posibilidad de repoblamiento forestal original.

Las cifras hablan de una deforestación total de 800,000 Km2 en la Amazonia, correspondiendo al Brasil aproximadamente el 70%; al Perú 12%; a Colombia 6%; a Bolivia 5.5% y el resto a los demás países de la cuenca. Las márgenes de la mayoría de los grandes ríos de la cuenca se hallan ya colonizadas, con diferente intensidad. En la selva Alta, de los estribaderos de los Andes, donde nacen los principales ríos, las riberas de estos se encuentran casi en su totalidad pobladas. Los daños ecológicos son allí mucho más notables por la fragilidad de los suelos. Las altas precipitaciones reinantes en esta zona (en algunos lugares hasta 6000 mm/año), agravan la incursión del hombre en el territorio.

En la selva Baja, la colonización ha ocupado los ríos principales, desarrollándose la agricultura en los suelos aluviales de las terrazas y en las várzeas, que son los suelos que reciben cada año una restitución de nutrientes por los sedimentos de las crecientes.

LA TECNOLOGIA FORANEA

El ingreso de la tecnología "de avanzada", con grandes maquinarias para realizar el desmonte masivo del bosque, ha causado serios daños al ecosistema. Las grandes áreas deforestadas y empobrecidas de Tournavista (realizadas por Le Turneau) y en el Huallaga Central en Perú, con fines ganaderos, así como las grandes ganaderías del Brasil, son solamente algunos casos de la invasión de la tecnología foránea al área. Las consecuencias están a la vista. Inmensas áreas deforestadas, sin posibilidades de regeneración de una floresta productiva.

Todos estos casos son la esencia de la mentalidad existente de que la Selva debe ser eliminada para poder trabajar. El sistema socioeconómico considera aún a la selva húmeda amazónica como el "obstáculo" para el desarrollo antes que considerarla como una fuente de diversidad para un uso diverso y sostenido.

La Amazonia, considerada como una isla sin cultura y sin potencial humano, fue siempre agredida en su ecosistema. El extractivismo sin reposición o renovación de recursos se realizó en vastas áreas, siendo los resultados mayormente negativos para la región. Recién hoy, después de varios siglos de explotación, el mundo local de la región reconoce que los pueblos de la cuenca tienen experiencia y habilidades, que permiten un uso sostenido de los recursos.

LA INDUSTRIA FORESTAL

Los bosques de la Amazonia tienen una enorme capacidad de regeneración natural, siempre y cuando existan árboles semilleros, que sirvan de patrones. Las experiencias han demostrado que la dinámica renovadora de los bosques se mantiene cuando se trabaja en áreas, intercalando bosque y explotación agropecuaria y forestal. La capacidad desaparece cuando inmensas áreas son deforestadas totalmente.

La industria forestal ha explotado los bosques a lo largo de los principales ríos y sus afluentes. Tierra adentro la explotación forestal ha sido menor o casi mínima por la falta de las vías de comunicación, aunque en Brasil la explotación forestal es mayor tierra adentro por la red de caminos construidos. La actividad extractiva forestal, si bien en área no ha sido muy significativa aún, ha sido muy selectiva hacia las especies de alto valor comercial, especialmente en el mercado internacional. Se han cortado todos los especímenes valiosos de determinadas áreas, interrumpiendo el ciclo de regeneración espontánea por falta de árboles patrones. Las áreas forestales cedidas como concesiones forestales no se manejan como tales, ya que donde existe una carretera se produce la invasión inmediata por colonos. El desorden imperante, tanto en la administración de las áreas de la selva como en la legalidad de la tenencia, no permite actualmente pensar en una actividad sostenida.

Conociendo de cerca el área amazónica, se puede afirmar que la industria forestal no es la causante principal del desequilibrio medioambiental. Los madereros extraen las maderas comerciales solamente. Exceptuando la caoba (Swietenia macrophylla), donde se ha barrido caso con todos los especímenes, de las demás especies quedan siempre ejemplares en regeneración y desarrollo. Las invasiones de tierras, con apoyo político y crediticio, que vienen aprovechando los caminos forestales, son en primera línea culpables de la destrucción y quema de millones de metros cúbicos de madera, tanto ya madura como en desarrollo.

En el valle del Perené (Perú) se realizaron inventarios de bosques (INFOR-GTZ-Desarrollo Forestal y Agroforestal de la Selva Central) con resultados sorprendentes: encontrándose un potencial de madera, de 301 m3/ha, de los cuales los madereros extraen en el mejor de los casos 100 m3, quedando el resto, por ser maderas no comerciales en el momento, o por no tener diámetros adecuados. Esta madera se quema al realizar los rozados, con fines agrícolas. Estas cifras coinciden con las mencionadas por Harsthorn, 1990, para los bosques del Centro del Perú. Si tomamos como referencia los datos de especies en desarrollo de zona, o sea 124 m3/ha, podemos decir que en la cuenca amazónica se han quemado más de 9,920 millones de m3 de madera de especies que se encontraban en crecimiento, asumiendo que son 80 millones las hectáreas deforestadas.

La industria forestal extractiva ha aprovechado tal vez la mitad de la madera comercial existente en los bosques y sólo en menos del 50% del área deforestada. Se estima que la industria ha aprovechado en total y en promedio unos 20 m3 de madera por hectárea, o sea 1,600 millones de m3 de madera en total en la cuenca. La cifra de madera o biomasa quemada es 6 veces mayor. Esta biomasa quemada equivale al valor de la deuda externa de los países de la cuenca amazónica. Buscar culpables es retroceder en el tiempo, pero si es necesario mencionar que ni os políticos ni los industriales forestales ni los colonos supieron aprovechar este potencial perdido.

Con el sistema de fajas en Palcazú (Perú, Hartshorn, 1990) se puede lograr un balance económico de entre 3,500 y 24,000 US$ por hectárea y la regeneración de las especies en las fajas de corte raso es muy elevada. Existen otros ejemplos de manejo de bosque, que en los últimos años han demostrado la factibilidad de la extracción de madera en forma sostenible (CELOS en Surinam, Graaf, 1990).

LA AGRICULTURA, LA GANADERIA y EL APROVECHAMIENTO DE LA FAUNA

Se considera que la agricultura y la ganadería son los sistemas de uso que más han afectado la ecología natural de la región.

La agricultura: Se practica desde antes de la llegada de los colonos y era solamente de autosubsistencia. Los pueblos indígenas, obtenían (y en algunos lugares obtienen todavía) hasta el 70-75% de los alimentos de la recolección de frutos del bosque, caza, pesca y sólo dependían en un 25-30% de alimentos producidos en las chacras (yuca, camote, ají, maíz, etc.). Hoy las poblaciones indígenas, influenciadas por los colonos nuevos, ya dependen hasta en un 80% de productos de la chacra o adquiridos. La vida sedentaria impulsa la agricultura. Este porcentaje es válido también para los colonos. La vida sedentaria influye, en los hábitos de consumo modernos, haciendo al colono e indígena cada vez más dependiente de los alimentos foráneos. Las donaciones de alimentos, que hacen algunas entidades benéficas, son culpables de ello en el caso de los indígenas.

La agricultura "moderna" ha ingresado en forma sorprendente en los últimos 30 años a la región. Se inició en vastas áreas cultivos extensivos de palma aceitera africana, pimienta, cacao, café, guaraná, arroz, soja, banano, etc. Las áreas, especialmente cuando eran de grandes inversionistas, se limpiaban con maquinaria pesada, destruyendo el bosque en áreas extensas, que luego eran dedicadas a la agricultura. Muy pocos son los casos en que este sistema ha dado un resultado positivo, por los deterioros del suelo ya conocidos ahora. Inmensas áreas de este tipo se dedicaron posteriormente a la ganadería.

Si se realiza un análisis de los tipos de uso de la tierra, que se han empleado en la región, se llega al resultado que solamente las pequeñas chacras de colonos, explotadas con cierto conservacionista y con asociaciones de árboles y arbustos y policultivos han dado resultado. Los grandes monocultivos han sucumbido lentamente por razones de desgaste y costos elevados de limpieza (malezas heliófitas), o se mantienen con costos elevados de insumos fertilizantes, que muchas veces, de acuerdo a los valores fluctuantes de los productos, originan un balance negativo.

Solamente en ciertas áreas con tierras aluviales, como en el valle del Huallaga en Perú y en Pará, Brasil, se ha logrado consolidar en ciertas propiedades una agricultura intensiva, pero con altos costos de fertilización. Sin embargo se nota en estas zonas que la limitante principal es la erosión, ya que las altas precipitaciones no permiten una agricultura en limpio, sin una cobertura eficaz del suelo.

En síntesis, la agricultura en la Amazonia es viable solamente si se conserva los suelos, especialmente realizando una restitución de nutrientes naturales. Las fincas pequeñas y de manejo agroforestal son las de mejor sostenibilidad y muchos autores concuerdan que esto se debe al sistema de uso del suelo: la regeneración de la fertilidad.

La ganadería: Es la causante de las mayores deforestaciones en la región. Es el sistema productivo que se ha realizado en mayor porcentaje, en grandes áreas, aprovechando incentivos fiscales brindados por los gobiernos del Perú y Brasil. Estos incentivos, en la década de 1970-1980, así como en la actualidad, han permitido la inversión en grandes fincas ganaderas y las mayores deforestaciones se realizaron en esta época. Los incentivos fiscales crearon además una fuerte tendencia de especulación de tierras, que ahora es vendida a colonos.

La fiebre de la producción de carne, bajo la creencia de que la Amazonia podía ser la despensa de este producto, se desinfló rápidamente por la caída abismal de la fertilidad de los suelos, a causa del sistema inadecuado de manejo de los mismos. Las deforestaciones en grandes áreas contínuas resultó ser muy perjudicial para el suelo (compactación, erosión), para el microclima (disminución de la humedad ambiental, aumento de temperatura y radiación sobre los suelos) y para el régimen hídrico de las fincas mismas (disminución del nivel freático y la regularidad de los cauces pequeños de agua).

Actualmente se estima que sólo en Brasil cerca de 10 millones de hectáreas de bosque han sido transformados en pasturas, de las cuales el 50% se encuentran degradadas (Serrao, 1990).
La destrucción de la biodiversidad (se pasó de un sistema de más de 500 especies, a un sistema de a veces menos de 10 especies por hectáreas) ha dejado extensas áreas sin casi probabilidades de un repoblamiento natural con bosque. Las plantas heliófitas, inservibles dominan ahora los paisajes.

La sustitución del bosque por extensas praderas con gramíneas (y pocas leguminosas) trajo una suerte de invasión de parásitos para el ganado y la pastura misma. Los pastos originales implantados (Brachiaria decumbes) se tuvieron que cambiar por otros por los masivos ataques de la cigarra chupadora (Deois sp y Zulia sp.), que merma altamente la productividad. Se suplantó estos pastos con otras especies sucesivas como colonial o pasto castilla (Panicum maximum), humidícola (Brachiaria humidicola) y ahora se propaga el Andropogon guianensis. Cada cierto tiempo se propone un pasto nuevo para la región sin pensar que todos tienen sus problemas en el monocultivo. Los usos de herbicidas para hoja ancha (2,4,D; 2,4,5,T) han destruido muchas leguminosas y arbustos forrajeros que se iban adaptando a estos monocultivos. La quema anual de "regeneración o mejoramiento" del pasto castilla o colonial, una práctica común, destruye aún más la biodiversidad y agota a la larga los suelos.

La productividad de la ganadería es baja, si se compara con otras zonas y latitudes. La soportabilidad de los pastos es siempre descendente: inicialmente se logra una carga de 1.4-1.7 UA/ha (UA se considera una unidad de vaca adulta) y al cabo de 5-10 años, esta carga baja abismalmente hasta límites de 0.4 UA/Ha. (Andrade, 1987; Serrao, 1990; Brack, 1987). Esto significa que en un año se produce entre 125 a 47 Kg de carne limpia por hectárea, cifra no comparable a otras latitudes, donde se logra hasta 220 Kg/hHa/año.
Las cifras correspondientes a los pequeños ganaderos, que en número son la mayoría, pero en extensión la minoría, son muy similares, a pesar que entre ellos existen ejemplos, como en Izcozacín-Perú, donde con el uso de rotaciones y asociación con arbustos, se han logrado hasta 160 Kg/ha/año de carne limpia en potreros de "torourco" (mezcla de Digitaria spp y Paspalum sp.) nativo, en potreros de más de 15 años de uso. Pero son excepciones ligadas al factor humano.

La fauna: La fauna, tanto terrestre como acuática es uno de los recursos más importantes de la región, especialmente para el autoabastecimiento de los pobladores locales.
El consumo de pescado en toda la cuenca llega a cerca de 280,000 TM al año, siendo de gran importancia para las ciudades de la Amazonia baja y para los pobladores ribereños. En algunos territorios amazónicos, como en el Perú, la pesca y la caza tiene mucho más importancia para la provisión de carne (45,000 TM/año) que la ganadería (10,000 TM/año), a pesar que han recibido muy escasa atención.

El recurso ha recibido varios impactos negativos en la región:
• Caza indiscriminada sin orden técnico
• Desaparición de hábitat por la deforestación
• Caza para fines de exportación y mercado de pieles
• Pesca indiscriminada
• Efectos de agrotóxicos sobre algunas especies.
La fauna aunque muy abundante, solamente se mantiene en asociación con el bosque. Son pocas las especies (algunas aves) que se integran al nuevo ambiente deforestado, especialmente en las áreas de deforestación masiva. Pero las palomas, los loros y tucanes, que son diseminadores importantes de semillas, abandonan el área de las tierras deforestadas.


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EL MAL USO DE LA AMAZONIA